jueves, 18 de noviembre de 2010

"LA EDUCACIÓN MODERNA: NUEVOS ENFOQUES: WEBER"

Es de saber que la Educación hoy en día está, cada vez más, empleando la tecnología y nuevos enfoques teórico-prácticos y que como docentes debemos estar enterados. Este es el enfoque de un pedagogo Weber concede gran importancia a la institución educativa como dispositivo de control psicosocial. Entre estos postulados encontramos que hay un cambio de paradigmas educativos que ya no son válidos para nuestra época y que están cada vez con la magia de la tecnología y los cambios de la sociedad netamente ligada a la globalización y las comunicaciones a un mayor número de oportunidades para las personas así como un cambio de mentalidad de que solamente unos pocos tienen conocimientos y otros no. Ahora cualquiera que tenga tecnología y un poco de esfuerzo logra alcanzar el éxito social. Tal es el caso de la educación preuniversitaria que de a pocos en países como el nuestro está teniendo auge y qué decir de las nuevas carreras que abren paso al éxito de personas que, con escasos medios económicos, como el ser cheff o administrador de restaurantes. Actualmente es muy sonado el hecho de que la educación debe estimular el desarrollo de las inteligencias múltiples y ello contribuye a que no sólo se sitúe a un individuo en una posición elevada en la sociedad si tiene una carrera como Medicina o Leyes, sin desmerecer su valía.

A esto hay que agregar el gran estímulo que significa lo económico, en una sociedad como la nuestra en la que el turismo hse ha acrecentado grandemente.

Tomando como ejemplo a países que son digno ejemplo de progreso como lo es Japón, en el que la industria y el comercio son su principal motor económico, es importante para esta nación su educación.


Tomemos como punto de partida los postulados de Weber. Éste, propone 3 tipos teóricos, correspondidos con los tres modelos de autoridad legitimada: carismática, tradicional y legal-racional:

•La educación carismática: se corresponde con el tipo de dominación del mismo nombre. Es funcional para explicar la educación de guerreros y sacerdotes, en sociedades heroicas o teocráticas; pero en estado menos puro algunos de los rasgos del modelo también pueden ser útiles para entender los procesos educativos actuales. El desarrollo de la personalidad según la educación carismática se realizaría a partir del estímulo de presuntas cualidades innatas que hay que despertar en el sujeto. En otras ocasiones se pretende que el carisma se infunda “a través de un milagro de renacimiento mágico”, promovido por la ascesis del educando al seguir las disposiciones de los maestros y que puede culminar con un ritual solemne. Dos rasgos de este tipo aparecen en algunas pedagogías: 1) entender la ecuación como “educere”, “sacar de”, como desenvolvimiento de los dones innatos del sujeto; 2) conceder prestigio a los portadores de títulos, especialmente los más selectos. Weber que la educación trata de despertar en ellos esas virtudes carismáticas de que eran portadores.

•La educación humanística: se basa en la técnica de impregnación del educando por contacto estrecho con los maestros. Lo que se persigue es cultivar al niño hasta desarrollar en el la familiaridad con tradiciones, sistemas de signos, y maneras propias de un estamento social privilegiado. Educación que corresponde a la forma de dominio tradicional. Educación no elitista, entendida como transmisión del patrimonio cultural, las tradiciones de un pueblo o comunidad, como mecanismo de socialización masiva de nuevas generaciones.

•La educación especializada: correspondería al tipo de dominación legal-racional, proclive a la organización burocrática. El experto más que educado genéricamente ha sido instruido en una parcela especializada. Los expertos modernos son producidos por un sistema educativo abierto a todo el mundo, aunque llega a sus destinatarios en forma y niveles variables. Quienes no llegan a ser expertos en nada al menos se instruyen en utilidades para la sociedad industrial burocratizada, para trabajar en fábricas, comercios u oficinas. Weber subraya la dramática pugna contemporánea entre el experto y el humanista (el hombre culto) y se lamenta de que el primero esté ganando la partida en el marco de un proceso de burocratización del saber.



Nueva Sociología de la Educación


Se trata de un movimiento renovador, promovido en Gran Bretaña a inicios de los setenta. Uno de los principales promotores fue Michael Young, quien reunió aportaciones de neoweberianos, neomarxistas, más nuevos enfoques…

Dan un giro a los estudios sobre educación orientándolos hacia la microsociología. Se desplaza el foco de atención de lo estructural a lo cotidianamente vivido.

Se sirvieron a menudo de la llamada sociología interaccionista que permite investigar los procesos concretos de interacción entre alumnos y profesores en el aula. Estos autores coincidían con marxistas y weberianos en diagnosticar la desigualdad educativa, pero algunos se mostraron más optimistas sobre la posibilidad de cambiar las prácticas educativas para mejorar la situación.

La sociedad del conocimiento

Un rasgo indudable de esta nueva era es la importancia sin precedentes que adquiere el saber científico tecnológico. Son claras las tendencias que indican que ingresamos en la “era del conocimiento”. Como dicen los Toffler: “Todos los sistemas económicos descansan sobre una ‘base de conocimientos’. Todas las empresas dependen de la existencia previa de este recurso, de construcción social. A diferencia del capital, el trabajo y la tierra, aquél suele ser desdeñado por economistas y ejecutivos cuando determinan las aportaciones precisas para la producción. Y, sin embargo, este recurso es el más importante de todos.” (Toffler, 1995)

Es el más importante porque es el más humano. Porque sólo conoce (aprende) el ser humano, pero también porque “el conocimiento tiene virtudes intrínsecamente democráticas. A diferencia de las fuentes de poder tradicionales (la fuerza, el dinero, la tierra) el conocimiento es infinitamente ampliable. Su utilización no lo desgasta sino que, al contrario, puede producir más conocimiento. Un mismo conocimiento, puede ser utilizado por muchas personas y su producción exige creatividad, libertad de circulación, intercambios, críticas constructivas, diálogo. Todas ellas condiciones propias de una sociedad democrática” (Tedesco, 1995)

Una “sociedad del conocimiento” se perfila, entonces, como una forma social superadora de las actuales, a condición de que el conocimiento - que es la base - sea un bien que está disponible para todos. Esta es la nueva sociedad. Mucho conocimiento al alcance de todos, distribuido de tal manera que garantice igualdad de oportunidades.

¿Cómo se logra? A través de un sistema escolar que sea el encargado de garantizarlo, al cual toda la sociedad le dé no solamente el mandato de hacerlo, sino también los recursos para lograrlas.


La nueva educación

Las dos condiciones básicas que parecen importantes frente al futuro: conocimiento y valores, se distribuyen desde el sistema educativo, desde las escuelas.

Es así que “la profundidad del proceso de cambio social que tiene lugar actualmente nos obliga a reformular las preguntas básicas sobre los fines de la educación, sobre quiénes asumen la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones y sobre qué legado cultural, qué valores, qué concepción del hombre y de la sociedad deseamos transmitir” (Tedesco, 1995).

Esto es lo que hace hoy a la escuela democrática. Una escuela que ponga al alcance de todos los habitantes del país, sin distinción de riqueza, raza o religión, el conocimiento y los valores necesarios para participar en una sociedad competitiva y solidaria.

La educación hace hoy la diferencia porque su doble función apoya los dos requerimientos importantes de la futura sociedad: el conocimiento resguarda la competitividad; la equidad resguarda la integración.

Más educación significa por ello mayor competitividad y mayor integración social.

BIBLIOGRAFÍA:

Tomado de diversos libros.
Algunos de ellos son: Michel Albert, Capitalismo contra capitalismo, Ed. Paidós, Buenos Aires, 1992; André Gorz, Métamorphoses du travail, Ed. Galilée, Paris, 1988; Robert Reich, El trabajo de las naciones, Ed. Vergara, Buenos Aires, 1993; Alvin Toffler, El cambio del poder, Ed. Plaza y Janés, Barcelona, 1990.

(2) Solo a título de ejemplo citamos el conocido informe SCANS (1988) producto de un Taller organizado por la Educational State Commission de los Estados Unidos con representantes de las empresas más importantes.